lunes, 21 de junio de 2010

Entre Canis y Chonis

No puedo evitarlo; este tipo de gente y yo somos incompatibles.

Es su forma de ser, de vestir, de pensar, de actuar... No entiendo cómo pueden maltratar al buen gusto de la forma en que lo hacen y desconozco en qué espejo se miran antes de salir de casa.

Entonces me pregunto ¿les gustará de verdad su forma de vestir o es un simple disfraz para aparentar ser más rebeldes e imponer más respeto? Quiero pensar que sí.

Para los que andan un poco perdidos, cani/choni (aunque hay mil formas de llamarlos: bakalas, chungos...) son aquellos amigos del oro, de la combinación de colores chillones, la ropa ajustada, las gorras y, como no, del bumping y el flamenco.

En cuanto a moda debo reconocer que han experimentado un gran avance de unos años a aquí. Los pantalones campana (mayormente de la marca Motor) están desapareciendo y los tan odiados zapatos Art parecen haberse extinguido. Sin embargo, con la moda de los piercings, es fácil seguir reconociendo a un cani por la calle. Los llevan en la ceja, sobre el labio... Y los tatuajes más comunes de este tipo de gente son las estrellas o las letras chinas (casi siempre detrás de la oreja o junto al ombligo)

La verdad es que no me importarían lo más mínimo si no fuesen tan marroneros. Pero lo son, por eso les evito. Bueno, por eso y porque me hacen daño a la vista, todo hay que decirlo.

En definitiva: Dios los crea y ellos se juntan.

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